LA IMPULIDA

(Esta es una poesía escrita por SOTERO APABLAZA, distinguido arquitecto, egresado de nuestro liceo, quien nos la hizo llegar ha sido Daniel Dodman, esforzado director de nuestro Centro de Ex Alumnos.)

Contigo todo es franqueza innata.
Te llamo la impulida
de la amistad sincera,
de la amplitud sabrosa, del amor entero,
del amor inocente, y
del amor natural.

Amo tu franqueza contagiosa
Amo lo inocente,
Amo lo natural.
Amo tu transporte a la fantasía,
como cuando,
mi cara húmeda
recorría tu rostro tembloroso,
y tu mirada abierta
buscaba mis ideas misteriosas,
como cuando,
tu pistilo jugoso
vibrátil, se abría al sol erecto,
y tu pecho tenue
resbalaba en su huida amarrada,
como cuando,
un furioso huracán de besos
recorre todos los continentes
y llega a todos los puertos.
-" No me muevo " - me decías
pero: - " Ponme un beso
donde tú quieras" - me implorabas.

La almohada es generosa en olvidar
todas las vocecillas que cruzan
el espacio hasta mis oídos expectantes,
capaces de captar
en un barrido sensual acústico
la risa tenue,
el dolor sofocado,
el sollozo exhausto,
la respiración contenida,
el lamento petrificado,
la respiración desinflada,
el chicoteado de tus pechos,
el crujido de tus dientes,
el roce de tu piel,
el chasquido de tu pelo,
el galope de tus muslos,
hasta el fin salvaje de tu huída atrapada.

VALPARAISO

Hace quinientos años que el mar
Ha visto crecer una manada
De gentes que poblaron la quebrada
El valle y el lomar
De casas y escaleras sin fin
De flores, niños y palmeras
De portuarios y mercantes de otro sol
De marineros y mujeres

Y llegó el español de alforjas vacías
A buscar América, su casa y su comida
A imponer creencias, guerras, tradiciones
A fundir su miel con la miel de esta guarida

Y recalaron piratas y gitanos, Aventureros, curas y judíos
Charlatanes, magos, pastores anglicanos
Masones y turcos, mendigos y plateros

Así nació esta raza, esta aldea de mar
Que ha transitado siglos capeando el temporal,
Que ha sido inocente y culpable a la vez
Que ha dado sangre y vida y tres cambios de piel

II
La arquitectura brotó como sal
Hacia los límites del viento,
Hasta besar el crepúsculo del mar
Y la costa de los cielos
Se encaramó sin miedo al sol
Imitando el ritual de las gaviotas
Desafiando el aguacero y el gredal
Y las curvas de las rocas

Los pescadores poblaron las caletas
Y enlutaron de naufragios las arenas
Embellecieron las luces de la aurora
Y mantuvieron los peces en la mesa

Y florecieron universidades
Hospitales, bancos, escuelas y estaciones
Muelles de madera, faros y tranvías
Grúas, iglesias, ascensores y avenidas.

Así la abundancia habitó entre cerro y plan
En las calles inglesas, en el barrio Almendral
En el comercio árabe, italiano y español.
Patria de mar, cordillera de peldaños.


III


Cinco siglos intentando ser la luz
Del océano y del país continental
Con las compuertas del canal Panamá
Llegó la pobreza navegando
Se descascaró la plaza y el portal
La esperanza y muchos amores
Se perdió el claro polen de las flores
En días de fiesta nacional.

Mas regresaron las aves a su canto
El árbol de la pluma a la primavera
Regresó el oficio de pensar sin miedo
De hablar en voz alta, de soñar con sueños

Valparaíso anfiteatro de la luna
Donde las nubes caminan por el suelo
Valparaíso sumido en las estrellas
Donde los barcos se pierden en el cielo

Morada de los vientos y propósito del sol
Refugio de los trenes y volcán de agua azulina
Espejo de horizontes, párpado nocturno
Amanecer flotante, estelas de ultramar

Carlos Smith S.

1990